jueves, 24 de septiembre de 2009

13.






explicar con palabras de este mundo





que partió de mí un barco llevándome





Alejandra Pizarnik

martes, 22 de septiembre de 2009

Senti infinita veneracion,infinita lastima

(...)vi la circulación de mi oscura sangre,vi el engranaje del amor y la modificación de la muerte,vi el Aleph,desde todos los puntos,vi en el Aleph la tierra,y en la tierra otra vez el Aleph y en el Aleph la tierra,vi mi cara y mis vísceras,vi tu cara,y sentí vértigo y llore,porque mis ojos habían visto ese objeto secreto y conjetural,cuyo nombre usurpan los hombres ,pero que ningún hombre a mirado:el inconcebible universo .


fragmento de "El Aleph",del libro con el mismo nombre,1949
Jorge Luis Borges



De las letras que me hacen llorar.

viernes, 4 de septiembre de 2009

Entre perro y lobo


Me clausuran en mí.
Me dividen en dos.
Me engendran cada día en la paciencia
y en un negro organismo que ruge como el mar.
Me recortan después con las tijeras de la pesadilla
y caigo en este mundo con media sangre vuelta a cada lado:
una cara labrada desde el fondo por los colmillos de la
furia a solas,
y otra que se disuelve entre la niebla de las grandes manadas.

No consigo saber quién es el amo aquí.
Cambio bajo mi piel de perro a lobo.
Yo decreto la peste y atravieso con mis flancos en llamas
las planicies del porvenir y del pasado;
yo me tiendo a roer los huesecitos de tantos sueños
muertos entre celestes pastizales.
Mi reino está en mi sombra y va conmigo dondequiera que vaya,
o se desploma en ruinas con las puertas abiertas a la
invasión del enemigo.

Cada noche desgarro a dentelladas todo lazo ceñido al corazón,
y cada amanecer me encuentra con mi jaula de obediencia en el lomo.
Si devoro a mi dios uso su rostro debajo de mi máscara,
y sin embargo sólo bebo en el abrevadero de los hombres
un aterciopelado veneno de piedad que raspa en las entrañas.
He labrado el torneo en las dos tramas de la tapicería:
he ganado mi cetro de bestia en la intemperie,
y he otorgado también jirones de mansedumbre por trofeo.
Pero ¿quién vence en mí?
¿Quién defiende de mi bastión solitario en el desierto, la sábana del sueño?
¿Y quién roe mis labios, despacito y a oscuras, desde mis propios dientes?



-Olga Orozco-