"Fui revolucionario durante mis cuarenta y tres años de vida consciente y durante cuarenta y dos luche bajos las banderas del marxismo. Si tuviera que comenzar todo de nuevo trataría, por supuesto de evitar tal o cual error, pero en lo fundamental mi vida sería la misma. Moriré siendo un revolucionario proletario, un marxista, un materialista dialéctico y, en consecuencia, un ateo irreconciliable. Mi fe en el futuro comunista de la humanidad no es hoy menos ardiente, aunque sí más firme, que en mi juventud.
Natasha se acerca a la ventana y la abre desde el patio para que entre más aire en mi habitación. Puedo ver la brillante franja de césped verde que se extiende tras el muro, arriba el cielo claro y azul, y el sol brilla en todas partes. La vida es hermosa. Que las futuras generaciones la libren de todo mal, opresión y violencia y la disfruten plenamente."
Trotsky escribió esto en el exilio, sabiendo que le quedaba poco para ser asesinado en manos del stalinismo. Recordé estos párrafos tan bellos gracias a un comentario de CaZp en mi otro blog. A él -que aunque desconozca su orientación política-filosófica-religiosa sé que va a saber apreciarlo- le dedico este post, entonces.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario